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Marruecos, el gran desconocido

Es curioso que un país tan cercano y del que hemos heredado una parte de nuestras costumbres sea tan poco conocido

Canarias Noticias - 19/06/2018

Además de compartir un estrecho en el que se unen el Mediterráneo y el Atlántico, España y Marruecos son países hermanos por otras razones. No en vano tenemos dos ciudades a ese lado del mar, fruto de los siglos en los que la cultura árabe ocupó ambas partes. Hay muchas razones por las que Marruecos es un buen destino para visitar, así que si todavía no lo conoces, estos motivos pueden animarte a hacerlo.

 

 

Divertirse regateando en un zoco

Uno de los lugares que no se pueden dejar de visitar en Marruecos es alguno de los muchos zocos repartidos por el país. En ellos se puede encontrar prácticamente de todo. Desde especias y artesanía hasta ropa.

 Pero el atractivo principal de los zocos no son los productos que se venden, sino el regateo. A los comerciantes les encanta regatear, tanto que se espera siempre que el comprador no se quede con el primer precio que se le da. Incluso para coger un medio de transporte se practica el arte de la negociación. Al finalizar la transacción, si el comerciante considera que eres un buen regateador, incluso puede que te inviten a tomar un té para celebrarlo.

 

Pasar una noche en el desierto

Una de las mejores excursiones a Marruecos es vivir la experiencia de llegar hasta el Sáhara para pasar la noche. Puedes escoger entre dormir en una tienda tradicional o disfrutar al aire libre del cielo estrellado. Un silencio sepulcral, roto solo por algún que otro sonido de la naturaleza, puede que sea lo que te hace falta para dormir a pierna suelta. Al acabar la noche, el espectáculo de ver salir el sol entre dunas es espectacular. Una de las experiencias más memorables de cuantas se pueden tener según quienes la han vivido.

 

Pasear por una medina

Medina es el nombre que reciben las ciudades antiguas. De hecho, en España hay sitios que se denominan así debido a su pasado árabe, como Medina Azahara o Medina Sidonia. En Marruecos hay una buena cantidad de medinas, caracterizadas por tener un recinto amurallado y torres de vigilancia, así como calles estrechas para perderse, mercados y jardines, entre otros atractivos. El tiempo parece haberse detenido en ellas, además de que la gente que vive allí también se toma las cosas con calma. No es un lugar para ir a la carrera.

 

Disfrutar de la gastronomía típica

En Marruecos se pueden encontrar establecimientos gastronómicos de todos los tipos. Desde puestos en la calle hasta restaurantes de prestigio, todos ellos dedicados a ofrecer delicias típicas de la cocina tradicional, rica en aromas y sabores. Algunos de los platos que no puedes dejar de probar son:

 

  • La kefta, también llamada kofta. Un pincho de carne picada de ternera o cordero aderezada con especias, que se cocina a la plancha o a la parrilla.
  • La harira, una sopa muy contundente a base de verduras, legumbres y carnes de distintos tipos, dependiendo de la zona en la que se come. En muchas ocasiones será más que suficiente para seguir el viaje, ya que es muy completa.
  • Por supuesto, el cuscús no puede faltar cuando hablamos de comida marroquí. Hay múltiples variedades, tanto de carne o pescado como de verduras.
  • La pastela es muy curiosa porque combina el dulce con el salado. Se trata de una especie de tarta hecha de capas de masa y carne picada, con almendras especiadas, espolvoreada con azúcar glacé.

 

Y de los postres mejor ni hablar. Lo mejor es disfrutarlos al terminar la comida o mientras se toma un té.

 

Marruecos tiene muchos encantos, y estos son solos algunos. Si estás buscando un destino exótico para estas vacaciones, este país ofrece de todo y además está muy cerca.

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