EEUU
El Servicio Secreto deja de borrar el registro de visitas a la Casa Blanca
El Servicio Secreto de EEUU, cuerpo encargado de proteger al presidente y su familia, ha accedido a dejar de borrar temporalmente los datos de los registros de visitantes de la Casa Blanca, lo que puede ayudar a hacer pública más información sobre las reuniones del mandatario, Donald Trump.
En un escrito interpuesto a última hora del martes ante la corte federal del Distrito de Columbia y publicado hoy por el diario digital Politico, los abogados del Gobierno estadounidense afirmaron que el Servicio Secreto abandonará esa práctica mientras se litiga una demanda sobre el tema.
"Aunque no es necesario para preservar los registros (...), el Servicio Secreto ha suspendido sus funciones de borrado automático", escribió una abogada del Departamento de Justicia, Julie Straus Harris, en respuesta a la demanda presentada la semana pasada por el grupo de derechos civiles Public Citizen.
Hasta ahora el Servicio Secreto borraba automáticamente sus datos sobre las visitas a la residencia presidencial una vez que transfería esa información a la división de la Casa Blanca encargada de preservar los registros relativos a las actividades de Trump.
El hecho de que el Servicio Secreto mantenga una copia de esos registros puede ser crucial para que el público pueda acceder a ellos.
Los datos que están bajo posesión de una agencia federal, como el Servicio Secreto, pueden ser solicitados por el público para su divulgación en base a la Ley de Libertad de Información (FOIA, en inglés), lo que generalmente resulta en la entrega relativamente temprana de los documentos solicitados.
En cambio, los documentos custodiados por las oficinas de la Casa Blanca más cercanas al mandatario están sujetos a la Ley de Registros Presidenciales, que permite a los presidentes mantener secretos muchos de sus registros hasta cinco años después de que abandonen el poder, y en algunos casos hasta doce años después.
La Casa Blanca de Trump suele informar en su agenda diaria de las reuniones más destacadas del mandatario, pero no siempre divulga todos los encuentros que mantiene.
Durante su mandato, el expresidente Barack Obama ordenó que tanto la Casa Blanca como el Servicio Secreto hicieran públicos los registros de visitantes entre 90 y 120 días después de que tuvieran lugar, con la excepción de ciertas reuniones personales.
Los asesores de Trump cancelaron esa práctica cuando llegó al poder y citaron "riesgos de seguridad nacional y preocupaciones de privacidad".