La NASA lanzará en 2018 la primera sonda que atravesará la atmósfera del Sol
La Agencia Aeroespacial de EEUU (NASA) anunció hoy el lanzamiento en 2018 de una sonda que se acercará más que ningún otro instrumento espacial a la superficie solar para estudiar características físicas de la atmósfera del astro.
El Solar Probe Plus volará directamente hacia la corona del Sol, la atravesará por primera vez y se acercará más que ninguna otra sonda, a 6 millones de kilómetros de la superficie solar, algo extremadamente difícil.
En una ceremonia en la Universidad de Chicago, el jefe del programa de misiones de la NASA, Thomas Zurbuchen, rebautizó la sonda con el nombre de Sonda Solar Parker, en honor a Eugene Parker, el astrofísico que desarrollo la teoría de los vientos solares supersónicos y de la corona solar.
Hasta ahora, otras sondas se han acercado para examinar los vientos solares y la corona solar, pero nunca a una distancia tan corta, algo que podría responder muchas preguntas sobre el comportamiento del astro rey aún sin resolver.
La sonda Parker estará diseñada para recopilar datos en un ambiente de temperaturas extremas, con masivas cantidades de radiación y a una velocidad de 200 kilómetros por segundo, lo que permitiría ir de la Tierra a la Luna en media hora.
"Simplemente hasta ahora los materiales para que esta misión fuera posible no existían", señaló Nicola Fox, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, responsable de desarrollar parte de los componentes de la sonda.
Lanzar una sonda que impacte el Sol es, hoy por hoy, una empresa imposible.
Para impactar en la superficie solar un sonda debería acelerar hasta la misma velocidad orbital de la Tierra alrededor del astro rey de 30 kilómetros por segundo en dirección contraria, pero la tecnología de cohetes actual solo puede cubrir un tercio de esa velocidad.
Para acercarse al Sol y orbitarlo a tan corta distancia, la sonda Parker será acelerada por el Delta IV Heavy, el cohete en servicio con la mayor potencia.
Varias sondas lanzadas desde los años sesenta han confirmado las teorías sobre el campo magnético del Sol y la existencia de vientos solares, y han permitido observar el comportamiento de la corona solar, que alcanza temperaturas más altas que la superficie solar.